La mentira por bandera

No es el primer caso y parece ser que tampoco será el último como regla general los familiares de los militares fallecidos en acto del servicio deben estar muy preocupados ante las investigaciones que realiza el Ministerio de Defensa, ya que con asiduidad las conclusiones exonerarán a dicho departamento y culparan al tiempo, a la inexperiencia de los pilotos/militares o simplemente a la «mala suerte» del fatal desenlace. Y es que si hay un Ministerio donde morir sea sencillo y que te entierren con banderita y medalla en lote al completo ese es Defensa, el problema es que despues de los responsos con habituabilidad se descubren deficientes reparaciones por culpa de falta de programas de material o simplemente por caducidad de los mismos y por supuesto lleva aparejado la falta de dolo y culpa de los responsables ministeriales que pobres ellos carecen de responsabilidad alguna y la sociedad pretende criminalizarlos a pesar de percibir un salario acorde a la misma. Cuando no la vergonzosa inhibición de toma de acciones legales ante el «asesinato de uno de los suyos» a manos de otro ejercito «amigo» y en misión internacional pone de relieve lo expuestos, solos y abandonados que se encuentran aquellos que entregan «hasta la última gota de su sangre»  en pro del beneficio economico y social de unos cuantos que abanderan el patriotismo. Ya lo dijo el escritor uruguayo Constancio Cecilio Vigil «Aléjate presuroso de los que emplean el tiempo en repetir que son patriotas y viven del patriotismo de los demás.» y nunca dichas palabras cobraron mayor sentido.

Casos como los del Cabo Soria en la misión ONU del Libano, deberían poner de manifiesto lo poco que vale la vida de un militar para unos u otros. Total con un entierro con bandera y una medalla los familiares tienen suficiente, deben de pensar en Castellana 109. Pero casi es peor si sobreviven como el caso de Hoyo de Manzanares, entonces la realidad se muestra cruda y quedan a la vista las verguenzas de aquellos que defendían los valores intrinsecos a la milicia, pero que ellos sin duda desconocen u olvidan con suma facilidad. Abandonando a viudas y huerfanos a su suerte. Eso si, si hay que reparar construir un campo de golf para que cuatro generales y palmeros le den a la pelotita o reservar calles de piscinas a las que el resto de ciudadanos e incluso militares en funcion de su graduación no tienen acceso se hacen o reparan. Pero reparar la memoria de unos soldados fallecidos en acto del servicio y garantizar a sus hijos y viudas la vida que les permitiría el militar estando vivo, eso no que es demasiado costoso.

Casos tambien como el de la dotación del Superpuma del Ejercito del Aire accidentado en aguas proximas a las Islas Canarias en la que fallecieron todos sus integrantes, pero que el año anterior el Sargento Jonhander Ojeda habia sobrevivido al mismo tipo de accidente donde murieron todos sus compañeros. El del paracaidista del Ejercito del Aire Alejandro Clemente Cantó que tuvo la «mala suerte» de que un exceso de viento lo dejase tetraplejico vinculado de por vida a una cama y a un sinfín de malas suertes, negligencias sin culpable e inhibición de responsabilidades de quienes deberían velar por la seguridad, integridad y compromiso con sus familiares, de eso no hay nada salvo buenas palabras, mejores deseos de futuro y olvido permanente.

Si yo fuese militar, me abochornaría del trato que se dispensa a dichos «no funcionarios», a los que se ningunea, maltrata y olvida con la misma facilidad con la que se posiciona una bandera sobre un feretro y se impone un trozo de metal y tela que al parecer debe reconfortar a sus familiares que quedan desamparados. Tal vez haría falta menos boato y mas compromiso con aquellos que lo entregaron todo y dejan tras de si desesperación y olvido. Y es que morir es gratis en ese ministerio.

Manuel J.

Director EDM